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imprescindibles del Arte de cuidArte 

El objetivo principal de mis Acompañamientos consiste en ayudarte a trans-formar el Arte de cuidArte en TU Arte de cuidArte. ¿Te imaginas un mundo en el que todas las personas pudieran desarrollar y expresar su potencial?

Yo me lo imaginé un buen día para mí misma y, desde entonces, trabajo con motivación para ser ese impulso que algunas personas necesitan.

Hablar de potencial es una manera de referirme a la energía vital, que está en el origen de la Salud. Salud no significa no conocer la enfermedad. Para mí, una persona con Salud es una persona que sabe cuidarse, que conoce el camino de regreso a casa porque lo recorre todos los días.

No se trata de echarle la culpa a nada ni a nadie, pero está claro que nuestra sociedad no nos lo pone fácil. Los hábitos mayormente extendidos tienden a desvitalizarnos porque son comportamientos muy desnaturalizados. Volver a conectarte con la Naturaleza es el primer imprescindible, si quieres recuperar la salud, en un sentido integral (cuerpo físico, mental, emocional), pues solo desde el contacto con lo vivo puede entenderse la vida.

Antes de seguir con la lista de los imprescindibles, me gustaría contarte algo personal. Una de mis creencias limitadoras durante muchos años ha sido que, si disponía de una cocina grande y bien equipada, podría cuidarme más y mejor. No me voy a detener en relatarte dónde he vivido, mis mudanzas ni las personas con las que he compartido hogar. Sí me gustaría decirte que he vivido en pisos y casas bonitas con personas hermosas, pero nunca me cuidé tanto y con tanta alegría como en los últimos años, viviendo en un apartamento de Barcelona pequeño y sin una cocina, voy a decir, convencional. Mi espacio de cocina se comunica con mi área de trabajo, donde también medito y bailo. Aparte, dispongo de un dormitorio y un lavabo. Las dos ventanas del piso cuentan con alféizares donde puedo colocar y cuidar de algunas plantas. Y dentro de casa, también tengo plantas.

Me siento feliz. En las otras casas no era feliz porque aún no sabía cuidarme. Cuando llegué a mi residencia actual, experimenté cierta frustración, y un ronroneo interior del tipo: “- Qué pensarán de mí, yo que no dejo de repetir eso de empodérate ocupando los fuegos de tu cocina”. Me siento profundamente agradecida por el hecho de haber aprendido a organizarme la mar de bien en mi cocina actual, donde cocino cada día, me encanta lo que cocino, y donde mi potencial de salud nunca estuvo tan disponible.

Por lo tanto, otro imprescindible es disponer de una cocina, ya sea pequeña, mediana o grande. Y, entrar en tu cocina y cocinar, lo siguiente. Para mí, el cuchillo es algo importante, así como una tabla para cortar. En los procesos de acompañamiento, he presenciado la transformación de algunas personas que cocinaban con cuchillos minis y de sierra, por miedo a cortarse, sobre tablas de plástico dobladas y tambaleantes. Tras pocas sesiones de trabajo, estaban cortando con destreza y seguridad, y con cuchillos grandes sobre bases firmes.

Para no extenderme en cada uno de los imprescindibles, voy a enumerarlos brevemente. Hacer esta lista ya es en sí un ejercicio altamente recomendable. Por cierto, mis imprescindibles no tienen que coincidir con los tuyos. Los míos son los que yo he necesitado para aprender a cuidarme, y para recordar el camino de vuelta a casa, el que me trae alegría cada día de mi vida, satisfacción, fuerza, y ganas de jugar.

Los siguientes imprescindibles no siguen un orden de prioridad. Los nombro desde la poesía de mi vivencia e integración:

Entrénate en hábitos de salud (en Alimentación · Movimiento · Pensamiento) todos los días hasta que el entrenamiento se convierta en tu estilo de vida, y tu estilo de vida en tu manera de estar en el mundo. Que tu manera de estar en el mundo sea un reflejo de tu ser.

Comprende y practica, practica y comprende.

Pon a remojo tus durezas (como hacemos con las legumbres), o bien, acércate a fuentes de blandura y calor.

Pon a descansar tu estrés para calmar tu sed (y tus hambres).

Confía en los pasos pequeños; de ahí saldrán los grandes.

Nutre tu sangre: somos sangre.

Mastica… mucho. No te tragues la vida, para que puedas digerir todo lo que ésta te trae, y de la mejor manera posible.

Respira más para poder re-conocer tu cuerpo.

Más que hacer-hacer, párate a sentir.

Haz la lista de tus fuentes de nutrición (alimentación, relaciones, trabajo, ocio, etc.) y revísala cuando sientas que pierdes el equilibrio.

Muévete cada día, desautomatizando algunos gestos.

Descansa la máscara, por algunas horas en la jornada.

Bebe líquidos que te hidraten, pero también que te nutran.

Tócate las manos y crea cosas con ellas.

No te quedes llenx de comida siempre, para poder entrar en tus vacíos.

Vive el día, duerme la noche.

Come comida.

Inventa tus propias recetas.

Si no puedes, pide ayuda / Si no sabes, entra en ti / Si no llegas, borra cualquier meta.

Repite lo que te hace bien.

Ante la carencia, comparte.

Desespérate para conocer la esperanza.

Conoce tu parte terrenal y espiritual, y lo que surge de fecundarlas.

Haz las cosas a tu manera. Y también se curiosx de lo de fuera.

No muestres todo lo que haces.

No te acuestes sin haberte amado.

Dale descanso a tus órganos corporales, al menos una vez al año. Depúrate.

Para acabar, ¡el apunte etimológico! Los imprescindibles son im-pres-cin-di-bles porque justamente son aquellas cosas cuya presencia es necesaria para algo… ¿Qué cosa? El desarrollo de nuestro potencial o Salud.

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